Rebelión y amenaza de huelga general
Francia.- El tono de las protestas y los argumentos de los manifestantes eran tan masivos como claros: no a un sistema que discrimina a la gente, no a la precariedad como horizonte, no a que sólo un segmento de la sociedad asuma el tributo de las reformas, no a que el gobierno instaure un dispositivo en el cual los empleados representan un gasto y las máquinas para producir una inversión.
“Estamos hartos de que nos expriman y nos centrifuguen”, dice un cartelón levantado en alto. Parece un pájaro volando sobre un mar agitado. Abajo, en la calle, en la Plaza de la Nation, los estudiantes gritaban: “Villepin (primer ministro francés) te metes el CPE ahí donde sabes”.
La tercera movilización de la semana contra el contrato de trabajo para los jóvenes de menos de 26 años en condiciones desventajosas para la juventud desplazó en 160 ciudades francesas a una multitud polifónica: 550.000 personas según la policía, un millón y medio según la CGT. La demostración de fuerza popular no sólo se extendió a las grandes ciudades del país como París –350.000 personas–, Marsella, Burdeos o Toulouse, sino que también ganó las localidades pequeñas.
Prepotencia policial
Grupos de jóvenes radicalizados y anarquistas se enfrentaron con las fuerzas del orden en la plaza de la Nación, lugar en el que terminaba la marcha parisiense. Los agentes, que se encontraban en una esquina de la plaza, lanzaron gases lacrimógenos, lo que dispersó a los últimos manifestantes, que se reagruparon en una calle cercana donde incendiaron un coche, rompieron los escaparates de algunos comercios multinacionales y destrozaron cabinas telefónicas. Varias decenas de jóvenes respondieron a la agresión lanzando piedras y botellas contra el grupo de policías antidisturbios.
Una parte de los jóvenes radicales llegó a colocar pancartas en la estatua de la República que se encuentra en el centro de la plaza, una de las más grandes de París, en la que confluyen diez calles.
En total, 19 personas presentaron heridas, mientras otras 103 han sido detenidas, según el balance de la policía. En otras ciudades también hubo incidentes al término de las manifestaciones. Así, en Lille (norte), donde los sindicatos afirman haber reunido al menos a 30.000 personas, la marcha terminó con gases lacrimógenos contra los manifestantes, que respondieron con lanzamiento de piedras y huevos contra los antidisturbios.
En Lyon, los jóvenes chocaron con manifestantes turcos que protestaban por la construcción de un monumento a las víctimas armenias de la masacre de 1915. A la vez, en Marsella, la policía dispersó a los manifestantes con gas lacrimógeno, luego de que reemplazaran una bandera francesa con una rojinegra.
En Rennes (noroeste) y Nancy (noreste), los manifestantes ocuparon las vías férreas que atraviesan las ciudades, lo que dio excusa a la policía para desalojarlos violentamente.
Exigencias
Conscientes del impacto de la movilización, las organizaciones sindicales y estudiantiles interpelaron al gobierno y al presidente para que, de aquí al lunes, retire el CPE de la circulación. "Primero que retiren el CPE y después abrimos las negociaciones del conjunto de la situación problemática del empleo de los jóvenes", aseguró el secretario general del sindicato CFDT, Francois Chéréque, quien participó en la marcha parisiense.
Bruno Julliard, presidente de la UNEF (Unión Nacional de Estudiantes de Francia), decía: “O el gobierno retira el CPE hoy mismo o se verá obligado a hacerlo la próxima semana, porque no pensamos bajar los brazos. La única condición para que haya una negociación es que desaparezca el CPE”. La CGT y la CFDT mantienen el mismo discurso. Sin embargo, el Ejecutivo mantiene su postura: diálogo abierto pero con el CPE en la mesa de negociaciones.
El jefe del Ejecutivo ha pagado el precio del largo conflicto derivado del CPE. Solo frente a la juventud, con apenas un apoyo cosmético de su mayoría, Villepin perdió decenas de puntos en los sondeos de opinión. El último revela que un 61 por ciento de las personas está descontento con el primer ministro. El secretario general de la CGT, Bernard Thibault, amenazó ya con convocar a “una huelga general” si el gobierno no cambia su posición.
En un plazo de tres meses, el gobierno se enfrentó a dos categorías sociales: las clases más pobres y discriminadas se levantaron en octubre pasado, cuando estalló la revuelta de los suburbios, y ahora son las clases obrera y medias las que interpelan al gobierno.
Amenazan con huelga general
Bernard Thibault, líder del CGT, dijo que "si no nos escuchan vamos a tener que pensar en convocar una huelga general en todo el país".
Asimismo, Rene Valadon, secretario del sindicato Fuerza Obrera, dijo que "El gobierno y el presidente tienen 48 horas para decidir", mientras que Beuno Julliard, líder del sindicato estudiantil que organizó las protestas, amenazó con que si para ayer en la noche el gobierno no retiraba su iniciativa, continuarían las protestas".
Los manifestantes desean la abolición de la ley conocida como Primer Contrato de Empleo que prevé entrar en vigor en abril y que permite a los empleadores despedir a los nuevos trabajadores menores de 26 en sus primeros dos años, sin previo aviso.
Si Villepin no se mueve, varios sindicatos se verán obligados a llamar a la huelga", exigió hoy el secretario general de Force OuvriŠre, Jean-Claude Mailly.
En una semana que llevan las protestas han sido arrestadas 300 personas y más de 100 policías y 21 manifestantes han resultado heridos.
“Estamos hartos de que nos expriman y nos centrifuguen”, dice un cartelón levantado en alto. Parece un pájaro volando sobre un mar agitado. Abajo, en la calle, en la Plaza de la Nation, los estudiantes gritaban: “Villepin (primer ministro francés) te metes el CPE ahí donde sabes”.
La tercera movilización de la semana contra el contrato de trabajo para los jóvenes de menos de 26 años en condiciones desventajosas para la juventud desplazó en 160 ciudades francesas a una multitud polifónica: 550.000 personas según la policía, un millón y medio según la CGT. La demostración de fuerza popular no sólo se extendió a las grandes ciudades del país como París –350.000 personas–, Marsella, Burdeos o Toulouse, sino que también ganó las localidades pequeñas.
Prepotencia policial
Grupos de jóvenes radicalizados y anarquistas se enfrentaron con las fuerzas del orden en la plaza de la Nación, lugar en el que terminaba la marcha parisiense. Los agentes, que se encontraban en una esquina de la plaza, lanzaron gases lacrimógenos, lo que dispersó a los últimos manifestantes, que se reagruparon en una calle cercana donde incendiaron un coche, rompieron los escaparates de algunos comercios multinacionales y destrozaron cabinas telefónicas. Varias decenas de jóvenes respondieron a la agresión lanzando piedras y botellas contra el grupo de policías antidisturbios.
Una parte de los jóvenes radicales llegó a colocar pancartas en la estatua de la República que se encuentra en el centro de la plaza, una de las más grandes de París, en la que confluyen diez calles.
En total, 19 personas presentaron heridas, mientras otras 103 han sido detenidas, según el balance de la policía. En otras ciudades también hubo incidentes al término de las manifestaciones. Así, en Lille (norte), donde los sindicatos afirman haber reunido al menos a 30.000 personas, la marcha terminó con gases lacrimógenos contra los manifestantes, que respondieron con lanzamiento de piedras y huevos contra los antidisturbios.
En Lyon, los jóvenes chocaron con manifestantes turcos que protestaban por la construcción de un monumento a las víctimas armenias de la masacre de 1915. A la vez, en Marsella, la policía dispersó a los manifestantes con gas lacrimógeno, luego de que reemplazaran una bandera francesa con una rojinegra.
En Rennes (noroeste) y Nancy (noreste), los manifestantes ocuparon las vías férreas que atraviesan las ciudades, lo que dio excusa a la policía para desalojarlos violentamente.
Exigencias
Conscientes del impacto de la movilización, las organizaciones sindicales y estudiantiles interpelaron al gobierno y al presidente para que, de aquí al lunes, retire el CPE de la circulación. "Primero que retiren el CPE y después abrimos las negociaciones del conjunto de la situación problemática del empleo de los jóvenes", aseguró el secretario general del sindicato CFDT, Francois Chéréque, quien participó en la marcha parisiense.
Bruno Julliard, presidente de la UNEF (Unión Nacional de Estudiantes de Francia), decía: “O el gobierno retira el CPE hoy mismo o se verá obligado a hacerlo la próxima semana, porque no pensamos bajar los brazos. La única condición para que haya una negociación es que desaparezca el CPE”. La CGT y la CFDT mantienen el mismo discurso. Sin embargo, el Ejecutivo mantiene su postura: diálogo abierto pero con el CPE en la mesa de negociaciones.
El jefe del Ejecutivo ha pagado el precio del largo conflicto derivado del CPE. Solo frente a la juventud, con apenas un apoyo cosmético de su mayoría, Villepin perdió decenas de puntos en los sondeos de opinión. El último revela que un 61 por ciento de las personas está descontento con el primer ministro. El secretario general de la CGT, Bernard Thibault, amenazó ya con convocar a “una huelga general” si el gobierno no cambia su posición.
En un plazo de tres meses, el gobierno se enfrentó a dos categorías sociales: las clases más pobres y discriminadas se levantaron en octubre pasado, cuando estalló la revuelta de los suburbios, y ahora son las clases obrera y medias las que interpelan al gobierno.
Amenazan con huelga general
Bernard Thibault, líder del CGT, dijo que "si no nos escuchan vamos a tener que pensar en convocar una huelga general en todo el país".
Asimismo, Rene Valadon, secretario del sindicato Fuerza Obrera, dijo que "El gobierno y el presidente tienen 48 horas para decidir", mientras que Beuno Julliard, líder del sindicato estudiantil que organizó las protestas, amenazó con que si para ayer en la noche el gobierno no retiraba su iniciativa, continuarían las protestas".
Los manifestantes desean la abolición de la ley conocida como Primer Contrato de Empleo que prevé entrar en vigor en abril y que permite a los empleadores despedir a los nuevos trabajadores menores de 26 en sus primeros dos años, sin previo aviso.
Si Villepin no se mueve, varios sindicatos se verán obligados a llamar a la huelga", exigió hoy el secretario general de Force OuvriŠre, Jean-Claude Mailly.
En una semana que llevan las protestas han sido arrestadas 300 personas y más de 100 policías y 21 manifestantes han resultado heridos.
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